Hoy vamos de rumba rumbera… y os regalo una canción de Bambino (me parece bestial este hombre) de un disco que es un amplio repertorio de sufrimientos amorosos.
Dice así….
“Ay, ódiame por piedad, yo te lo pido
Ódiame sin medida ni clemencia
Odio quiero más que indiferencia
Ay, porque el odio hiere menos que el olvido
Si tú me odias, quedaré yo convencido
De que me amaste, si hay amor con insistencia
Pero ten presente, de acuerdo a la experiencia
Que tan solo se odia a ya lo querido”
Para quien quiera escucharla, es en este enlace:
Bueno…
Que está claro que a este hombre le gusta sufrir…
A todos nos gusta sufrir….
A unos más que otros… pero a todos… y a tí, también.
A ver. Que no hablo de masoquismo, no te confundas. Pero si entiendes esta otra frase, vas a comprender mejor lo que digo.
“El sufrimiento es ese precio constante, diario y eterno que pagamos por no afrontar el puntual, agudo y jodido dolor”
Que te has quedado igual… Me explico más aún.
Cuando decides salir a hacer ejercicio después de mucho tiempo sin levantarte del sofá, eso duele… duele mucho
Cuando decides prescindir de esa onza de chocolate, ese bollo o ese café que te están haciendo daño… eso duele…y mucho.
Cuando decides mirar las cosas a la cara y hacerte cargo…duele… mucho más.
Pero estar en el sofá, tomar chocolate, bollos y café y no mirarte a la cara y hacerte cargo de ti mism@ es lo que realmente te mantiene en el sufrimiento y es una de las principales causas de tus dolores de espalda, cuello etc…
Ahora seguro que lo entiendes mejor.
Bueno. Después de esta reflexión. Solo puedo animarte a que, si estás en buen momento de afrontarlo, dejes de sufrir. Y eso…es por aquí:
Iñigo (a mí también me gusta sufrir) Junquera